Abstracciones e intensidades. Dos pintores conversan.

Paolo Salvador y Rodrigo Tafur apuestan y son tercos. Se la juegan. Apuestan por el sentido de dedicarse a la pintura. Pintar: descubrir en el lienzo las emociones; el lienzo como una carga sensible. Densidad sensible. Apuestan, además, a la edad apropiada y apuestan con los medios adecuados. Apuestan. Eso me parece relevante. Si miran a izquierda y derecha podrán ver los resultados de esa apuesta, los resultados que los integran y los resultados que los separan. La línea, por un lado; el color, por el otro. El negro como elemento vinculante. La conversación se define en la tela. Se puede decir que en Paolo predomina la dinámica de los personajes, la potencia expresiva de la línea y que su apuesta se orienta hacia una abstracción figurativa; se puede decir que en Rodrigo predomina la constitución de atmósferas a partir del color, las texturas anímicas y que su apuesta se orienta a la abstracción no figurativa. Se puede decir, pero no será suficiente. Hay más. Hay que pararse delante de los cuadros y dejarse llevar; hay que entrar; empiecen por las múltiples ventanas amarillas, como un espejo inacabado, insondable, y por la inquietante amenaza del rojo, dinámica, potente, danzante a la manera de una mantis religiosa. Aquí, el espacio bidimensional es un territorio de búsquedas, de pérdidas, de ganancias, de renuncias; pero es también un espacio de encuentro entre ambos artistas. Una sociedad fraterna entre el color y la línea.